sábado, 11 de septiembre de 2010

El camino de la separación.

elcaminodelaseparacion
Esta historia es algo triste, pero tiene un mensaje, debemos perdonar y confiar en el Señor, el lo puede arreglar todo. Bendiciones.

El camino de la separación.

La vida tiene que seguir, piensas, mientras esperas que el juez,
Te pregunte si aceptas disolver tu unión,
Es solo un papel, ¡y ya!, seguiré, ya encontrare alguien que me ame,
Piensa ella, mientras se coge las manos, sin querer mostrar su inseguridad.

Incompatibilidad, dice el papel, así le llaman ahora al adulterio,
Piensa ella conteniendo su rabia, que desgraciado, espero que sufras.
Y te quitare todo lo que pueda, ni un centavo te dejare,
Así como me hiciste sufrir a mí, me las pagaras.

Todo salió mal, que podría hacer, piensa él mirando indiferente,
Ella solo gritaba, y su control, su maldito control, que me ahogaba,
¡Ya está!, me conseguiré otra y se acabo,
La vida tiene que seguir, y yo seguiré mi vida.

Mientras Carlitos y Rosita, miran con sus ojos llorosos,
La puerta de la oficina donde sus padres están,
Saben que algo malo pasa, pero no les quieren contar.
¿Pero por qué no perdonan? ¡Y ya! ¿por que mamá?, ¿por que papá?

¿Crees que ya no nos quieren, que nos dejaran?
Pregunta Rosita, mientras mira angustiada a Carlitos, su hermanito,
Tengo miedo, dice la niña, cogiéndole la manito,
Sera mejor irnos, antes que ellos salgan, ¿nos vamos?

Mientras una voz, un susurro, implora una vez más, a sus oídos,
Dice al corazón de los padres:
"Lo que Dios unió, no lo separe el hombre",
"Ven a Cristo, él sanara tu corazón y restaurara tu familia"

¡No, tengo que ser fuerte!, piensa ella, mientras aprieta sus dientes,
No puedo mostrar que estoy pensando esto.
¡Tengo que olvidarme de todo!, piensa él,
Pensé que yendo a la Iglesia todo saldría bien.

Y la voz se aleja, se va, dejándolos en su incredulidad,
Mientras sus hijos corren, han salido de la oficina,
Y corren, van cogidos de la mano, llorando.
Llegan a la estación del tren, cansados y llorando,
Yo te cuidare, le dice Carlitos, cogiendo la cara de su hermana entre sus manos,
Ellos nos han dejado, pero yo te cuidare, dijo el niño decidido.

Carlitos, dice ella sollozando, Jesús no nos ha dejado, él nos ama,
Y aunque nuestros padres nos dejaran, él no nos dejara,
Porque él es bueno, él es nuestro papa.
Y ahí en la estación se arrodillan, y dan gracias a Dios.

Por tu culpa maldita, grita él desesperado, mira lo que has hecho,
Ella llora desconsolada, sin poder decir palabra,
Pero si aquí los dejamos, ¿Por qué se han ido?
¿Por qué nos pasa esto, por qué se han ido mis hijos?

Desde entonces dicen que ellos dos los buscan desesperados,
Andan buscando dos niños, a Carlitos y a Rosita,
Atrás dejaron el acta de separación, firmado y sellado,
Y no quisieron escuchar la voz que les hablo.

Dicen que los han visto, a dos niños que caminan cogidos de la mano,
Andan felices y cantando, dicen que han encontrado su amor,
El amor incondicional, de Cristo, pero los que los vieron,
Dicen haberlos visto en el cielo jugando, en sueños, en visiones de Dios,
Porque ellos están ahora con el Señor.


Henry Padilla Londoño

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