lunes, 31 de mayo de 2010

La imagen del espejo

La Imagen del espejo
Cerré mis ojos a la imagen que veía,
Era horrible, ¡no quiero verla Señor!
Veía sus ojos cargados de maldad,
Me miraban con atención,
Su cuerpo sucio y mal cuidado,
Y su pelo enredado por la mugre,
Me hacían estremecer, ¿Por qué?

Míralo hijo, ese eres tú, ese que ves delante,
El que temes, el que te atormenta,
Ese es tu viejo hombre, pegado a ti,
Inseparable, mientras no vengas y lo dejes,
Donde debe estar.

Pero Señor, yo he sido rescatado,
por la sangre del cordero,
Yo he sido bautizado y
Proclamo que tú eres mi Señor,
Entonces ¿Por qué esto antiguo?
Que se arrastra en mis pensamientos,
Como víbora astuta me asecha,
Esperando el momento,
Para su veneno inyectar.

Tu espíritu renacido, mi pequeño,
Recibe mis palabras y se goza en ellas,
Pero tu alma y tu cuerpo, han de ser santificados.

¿Cómo, Padre, dime cómo?

Tráelos a la cruz, hazlos morir cada día,
Crucifícalos a diario, para que la vida,
La vida de mi Hijo, pueda en ti fluir,
Como caudal de aguas poderosas.
Renueva tus pensamientos,
Llénate de mis Palabras, y entonces mi pequeño,
No veras esa horrible imagen,
Sino que la imagen de mi Hijo veras,
Y su resplandor tú serás.

Come mis palabras, llénate de ellas,
No las lleves solo a tu mente,
Deja que alimenten tu corazón y tu vida,
Entenderás que ahí está la vida,
El testimonio de Jesús, es el centro de la vida,
Y todo el que quiera vivir, su voz tendrá que oír.
Amen.

Henry Padilla Londoño

Poderoso guerrero

Poderoso Guerrero
Poderoso, tu caminar seguro, tu mirada serena,
Ahí estabas, parado a mis espaldas, la espada en tu mano,
Y mientras yo adoraba, tú cerrabas tus ojos y adorabas,
En medio de la humilde Iglesia de mi barrio.

Mi alma tiene sed de ti, Señor,
Clamo a ti, anhelo que sacies mi sed,
Sed de estar a tu lado, de oír tu voz,
De saberme agradable a ti Señor.

Porque tiemblas y te estremeces alma mía,
Porque miras de lejos lo que cerca esta,
Jesús te ha hecho agradable al Señor,
Él contigo ahora esta.

Mis ojos me engañan, y mis oídos no escuchan,
Porque he de ver con mi corazón,
Y escuchar su voz en mi corazón,
Tus Palabras, guías preciosas de mis pasos.

Tú eres mi refugio, poderoso guerrero,
Jesús, sacaste la vida de la cueva,
La luz de las tinieblas,
Me levantaste de mi miserable estado,
El oprobio aun de los despreciados.

Pero allí extendiste tu mano, poderoso guerrero,
Y de en medio de estiércol me sacaste,
Y me limpiaste, Rey soberano,
Y me diste vida a tu lado.

No adornaré mis palabras, no las esconderé,
¿Acaso adorara lo secreto al Señor?
Alzaré mi voz y a todos declararé,
Las maravillas que tú, poderoso guerrero,
Has hecho en tu siervo.

Hombres de la tierra, vengan,
Reciban salvación del único Redentor,
Daos prisa, antes que el cordón de plata sea cortado,
Antes que no puedas gritar ¡ayúdame Señor!

Mira a tu lado, ahí esta, junto a ti,
El Señor, que te llama, cuantas veces te ha llamado,
Ven a mí, no tardes más,
¿Sabes de tu mañana?
Ven hijo, hija, la hora es ya,
Mi Hijo a las puertas esta.

Henry Padilla Londoño

sábado, 29 de mayo de 2010

La locura de la predicación.

1 Corintios 1
18 Porque la predicación de la cruz es locura a los que se pierden; pero a nosotros los salvos, es poder de Dios.
19 Porque está escrito: Destruiré la sabiduría de los sabios, y desecharé la inteligencia de los entendidos.
20 ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el disputador de este mundo? ¿No ha enloquecido Dios la sabiduría del mundo?

¿Cómo llega a ser la cruz a nosotros, los salvos, poder de Dios?
Porque es a través de ella que recibimos una nueva vida, la cruz y la resurrección están unidas, la cruz es poder de Dios en nuestras vidas para llevar el evangelio a otros, porque no podremos llevar el evangelio, si antes no tenemos la vida de Dios morando en nosotros. La cruz es poder de Dios, para la destrucción de fortalezas, sistemas de pensamientos que se han levantado en contra del conocimiento de Dios, nosotros pertenecíamos a muchos de estos sistemas de pensamiento, en los que antes nos movíamos, algunos de ellos aceptados en las escuelas, por los políticos, por los lideres de este mundo, como la evolución, el matrimonio homosexual, el politeísmo, el amor al dinero, el humanismo, el yo primero, el estudio como medio para obtener felicidad, el machismo, el feminismo, etc. Pero el evangelio es poder de Dios para la destrucción de estos sistemas de pensamientos. ¿Cómo? Primero en nuestras vidas, debemos dejar que nuestras vidas sean transformadas a la imagen de Cristo, ser renovados en nuestras mentes, debemos creer a Dios y desechar al mundo y al diablo. El Camino mis hermanos, no es formando grupos de protesta en contra de estos sistemas de pensamiento, al final llegaríamos a ser un sistema más, el camino es dejar que el poder de Dios transforme nuestras vidas y seamos luz en la oscuridad, para que los hombres vean nuestras buenas obras y alaben a Dios.
El Señor esta en un proceso de "destrucción de la sabiduría de los sabios", porque su sabiduría es de este mundo, es diabólica y lleva a la perdición. ¿Quiere decir usted, pensara alguno, que debo dejar de ir a la escuela? NO, quiero decir que debes creerle a Dios, dejar que tu corazón sea lleno del conocimiento de Dios y de esta forma estos argumentos habrán perdido un adepto más. ¿Pero se puede asistir a una escuela sin creer lo que ellos dicen?
Juan 17:15 "No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal."
Estamos en este mundo, para ser luz del mundo, si nos escondemos ¿Cómo podremos ser luz del mundo? Tenemos que poner la luz bien alta, para que todos la vean. Podemos asistir a un curso, aprender a ganarnos la vida, y además tener nuestro corazón 100% para Dios, por supuesto, no todo es bueno, cursos como yoga, tatuajes, todo lo que tiene que ver con lujuria, y muchos otros temas que son evidentes que están en completo desacuerdo con lo que Dios quiere, no deben hacerse. Pero podemos ser abogados, ingenieros, médicos, astronautas, secretarias, enfermeras, etc. Y además tener nuestro corazón 100% para Dios.
Dios nos dice a nuestro corazón lo que es bueno y lo que no lo es, además tenemos la "Palabra a la cual hacemos bien en mirar atentamente".
Ahora volvamos a las primeras palabras de nuestros versículos, "Porque la predicación" de la Cruz, es una completa locura para los que no creen, pero el Señor nos dio el mandato, "ir por todo el mundo y predicad el evangelio", aun para algunos hermanos, esto les parece locura, cuando viene el hijo al cual esperábamos que fuera Ingeniero o medico y nos dice, "mama, papa, quiero ir y predicar el evangelio", ah ¿estás loco? Muchas veces se dice, y aun nosotros mis hermanos caemos en esto que nos habla estos versículos. Recordemos hermanos, el cambio comienza por casa, por uno mismo, en su corazón, en su mente, en su casa, con su familia, con sus vecinos, con su comunidad, con el mundo entero. Bendiciones mis hermanos, espero no haber herido a nadie, el amor del Señor nos cubre. Amen.
Henry Padilla Londoño.

viernes, 28 de mayo de 2010

Pedro, el sembrador.

Pedro el Sembrador
Bendiciones hermanos. He creado esta historia, completamente basada en la historia del Señor en Mateo 13:24-30. La Gloria sea la Señor que es el mejor escritor, poeta y maestro, que nos enseña en sus parábolas, profundas verdades del Reino de los cielos.

Pedro, el sembrador.

-Ve y hazlo, dijo el Señor.
Y Pedro fue, y llegando a su casa, tomo el saco de semilla, estaba con ansias de empezar la faena, ya tenía la palabra del Señor, Él había dicho "Ve y hazlo", ahora todo lo que restaba era sembrar la semilla, y seguramente un gran fruto vendría, podía verse tomando del hermoso fruto, y sonreía con sus pensamientos.
-Gracias Dios, te Amo, ahora ya nada me detendrá.
Y salió y observo el campo, era un día hermoso, el sol brillaba y había pocas nubes en el cielo, el campo había sido ya preparado por otros trabajadores, que habían estado sacando la mala hierba, lo habían limpiado, y además habían preparado la tierra para la preciosa semilla, el aroma de la mañana le gustaba, cerro sus ojos mientras alzaba su voz y decía:
-Gracias Dios, que precioso es vivir.
Y empezó su faena, sembrando con destreza la semilla, mientras caminaba y silbaba en medio de los surcos, iba cantando y silbando, feliz, porque sabía del precioso fruto que un día la tierra daría.
Y las horas pasaron, ya estaba terminando su faena, había sido un arduo trabajo, pero valía la pena, estaba agotado, esperaba llegar a su casa a descansar, pero tenía que estar alerta, los pájaros intentaban comerse la semilla, y por ahora todo dependía de él.
La noche empezó a llegar, ya los pájaros se habían ido, buscando sus nidos, una humedad suave y el frío cada vez más intenso se hacía sentir, no se veía nada, era la hora de dormir, de descansar, mañana tendría que levantarse temprano a cuidar el campo, a llevar la preciosa agua que la tierra sedienta necesitaba.
Y Cerrando la puerta de su casa se dirigió a su lecho, y se tiró sin sacarse la ropa, estaba tan cansado, era justo y merecido un descanso, pensó, mientras sus ojos se cerraban, hasta que se quedó dormido.
La noche dejaba escuchar sus ruidos como ecos lejanos, sacados de lugares secretos, sombras aparentes se movían, y se mezclaban con los rayos de luna reflejados en el agua, mientras unos animales buscaban sus madrigueras, otros salían a buscar su alimento, y entre las sombras se empezaban a mover, casi sin poder ser detectados, como sombras silenciosas.
Pero una sombra que había estado observando el trabajo de Pedro y también empezaba a moverse, lo había observado durante todo el día, quieto, solo observando, esperando. Y con una gracia indescriptible, extendió sus alas y descendió del árbol en que había estado oculto, sus ojos rojizos, penetrantes, miraban al campo, mientras como flotando avanzaba sin tocar el piso. Y empezó a moverse por todo el campo que había sido sembrado, dejando caer una semilla verde, grisácea, que en cuanto caía a tierra se introducía rápidamente en la tierra desapareciendo. En cuestión de momentos, todo el terreno, había sido trabajado, y una risa sarcástica dejó ver sus dientes amarillentos, mientras se elevaba por los aires y se escondía en los árboles confundiéndose con las sombras.
El sol radiante y poderoso, apareció como gigante en el horizonte, mientras los pájaros dejaban escapar sonidos de alabanza al creador, que solo ellos entendían, los ríos se unían a esta alabanza, y en momentos toda la creación cantaba el despertar de un nuevo día. El hombre se levantó, estirando sus brazos al cielo, dejando llenar su corazón de esa hermosura, que solo un corazón agradecido puede percibir, y en un espontáneo momento, dejo salir una canción, toda la creación quedó como en suspenso, veían como un hijo adoraba al Señor.
Y los días pasaron, y Pedro veía crecer la hermosa planta, pero algo no estaba bien, también había otra clase de planta en medio de la suya, era una planta desconocida, que él no había plantado, que crecía con rapidez, y amenazaba con quitarle el precioso sol y el alimento a su planta, Pedro miro detenidamente, e intento sacar una de estas plantas, jalándola de su tallo, pero noto que entonces también arrancaba su preciosa planta, y una lágrima corrió por el rostro de Pedro.
-Todo mi trabajo, todo mi esfuerzo, ahora no sirve de nada, ¿Por qué esto? Si yo hice todo lo que me dijiste, y yo tenía tu palabra, tú me dijiste "Ven y hazlo", pero ¿Por qué ahora veo esta planta extraña que yo no sembré, que quiere tomar el alimento de mi planta, y quizás ahogara su fruto?
-Pedro, se escuchó la voz del Señor diciendo, no arranques la maleza, porque entonces arrancaras también la planta buena, mientras tú dormías, un enemigo vino y sembró esta maleza, ahora déjalas crecer a las dos, hasta el día de la siega, y entonces arrancaras primero la maleza, juntándola para quemarla, y mi fruto lo recogerás entonces en el granero.
-Pedro lloro en silencio, mientras miraba hacia arriba diciendo: Perdóname Señor, por no haber cuidado tu terreno, por haberme dormido y no haber estado atento.
-Hijo, yo te perdono, no temas, ese enemigo, no es solo tu enemigo, él contra mí lo ha hecho.

Basado en Mateo 13:24-30
Adaptado por Henry Padilla Londoño

jueves, 27 de mayo de 2010

Soy sano porque Cristo me ha sanado.

Pedro el Sembrador
He puesto ayuda en mi Hijo, a todo aquel que quiera,
He abierto una fuente de vida, para todo el que se atreva,
Fuente de agua y vida,
Ven, y toma gratis de la fuente de la vida.

A todo el que esté enfermo, a todo el que padezca,
Tu enfermedad lleve, en mis llagas las cargue,
Yo tome tu pecado y enfermedad,
Y morí por ti, eres libre, decláralo ahora,
Di en voz alta, Soy libre, soy sano,
Porque Cristo me ha hecho libre, Cristo me ha hecho sano.

Ya he hecho todo, mi pequeño, ya todo ha sido terminado,
Ahí en la cruz clame, consumado es, lo recuerdas,
Fue por ti, que dije Consumado es,
Ya lleve tu enfermedad, ya lleve tu pecado,
Recíbelo ahora, se libre, decláralo, dilo con tus labios,
Soy sano porque Cristo me ha sanado.

Mis ojos recorren toda la tierra, escudriñan,
Observan, quien es aquel que cree a mis palabras,
Quien dice: "yo creo, porque así está escrito"
Para todos es, los amo a todos,
Quien se atreve a creer,
Recuerdas lo que dije:
Al que creyere nada le sería imposible.
¿Crees tú?

Te amo, hijo, te amo mi niña hermosa,
Recibe mis palabras y se sanó,
Escudriña mis palabras, de ellas fluye la vida,
Oh, como los anhelo, un poquito de tiempo,
Y estaré con vosotros,
Los traeré a mí, para que estemos siempre juntos.
Toma mi mano, y levántate,
Es hora de decir, Yo creo en Cristo. Amén.

Henry Padilla Londoño

miércoles, 26 de mayo de 2010

Como perdonar.

Pedro el Sembrador
El cielo parecía de bronce,
¿Por qué te has alejado de mí?, oh Señor,
¿Por qué no escuchas mis ruegos?
Clamo a ti de madrugada, y no encuentro respuesta.

He guardado mi justicia,
Te he buscado, te he anhelado,
Pero mi oración vuelve a mi vacía,
Como tiesto viejo, secado al sol, listo para romperse.

¿Por qué guardas contra tu hermano tu odio?
¿Por qué pasa él y no le hablas?
¿Por qué tu oración viene a mí, cargada de tu justificación?

Señor, mi causa alegó, él contra mí pecó,
Me hizo daño, cuando yo quise hablarle,
El me desecho, se burló y me desecho,
Habla de mí en secreto, y me afrenta sin cesar.

¿Y dónde está tu perdón?
Mis palabras no te alcanzan ya,
Amad a vuestros enemigos,
Bendecid a los que os maldicen,
Haced bien a los que os aborrecen,
Y orad por los que os ultrajan y os persiguen.

Señor, dime como haré, quiero perdonar,
Pero siento dentro de mí, este ardor que me consume,
Estos pensamientos cargados de maldad,
Enséñame Señor a perdonar.

Si quieres perdonar, debes hacerlo ya,
Todo comienza con tu decisión, decídete ya,
Decídete a amarlo, a perdonarlo, a bendecirlo,
En tu decisión está la llave, decídete ya.

Pero yo pensé que era sentir,
Que tenía que sentir el perdón,
Yo pensé sentir bonito.

El Perdón y el Amor, hijo,
Son más que un sentimiento,
El Perdón habita en la zona del espíritu,
Por eso nadie puede perdonar de verdad,
Si a Jesús no conocen y aceptan.
El perdón nace de un corazón,
Que ha sido lavado en la cruz,
Pero también mi pequeño,
Es tu decisión hacerlo o no,
Decídete amar, decídete perdonar.

Perdóname Padre, ahora veo y me arrepiento,
Ahora veo, que no hay dificultad,
Si quiero perdonar, teniéndote a ti,
Es fácil ya.

Henry Padilla Londoño

martes, 25 de mayo de 2010

El mayor amor.

Pedro el Sembrador
No mires lo que ellos ven,
No escuches sus palabras,
Come lo que te doy,
Y lleva mis palabras.

Sus palabras traen muerte,
Soledad, enfermedad,
Mis Palabras traen vida,
Y vida en abundancia.

¿Y quiénes son ellos?, Señor,
¿Por qué se atreven a dañar?
¿Son acaso los enemigos,
que tenemos que acabar?

No, ellos son tus hermanos,
Que tú tienes que llamar,
Ellos son como tú,
Y necesitan venir,
Para ser limpiados.

Pero no los puedes escuchar,
Mientras no sean limpiados,
Porque el mal abrazan,
Y por el mal son guiados.

Veo, que caminan por un desfiladero,
Veo, que son tirados a una oscuridad,
Veo, que lloran en silencio,
Dolor, rabia, ansiedad.

Veo un ser malo,
Que ríe y disfruta con su dolor,
Veo que no pueden,
Por más que luchen, escapar.

Veo niños abortados,
Veo niñas que son vendidas,
Por un video juego,
Veo jóvenes matando,
Y otros torturando,
Cuando acabara esta visión.

Tienes que verlo,
Porque a ellos vas,
Tienes que ir,
Decirles que Yo pagué por sus pecados,
Diles que les amo,
Que la única salida es mi Hijo.

No calles, habla en alta voz,
Que todos te escuchen,
Porque algunos de ellos oirán,
Y escaparan.

Muéstrales el camino,
Cuida de los míos,
Por ellos he muerto,
Por ellos y por ti,
¿Me amas?

Ve, y diles que aún hay tiempo,
Jesús, solo ÉL es el camino,
En Jesús encontraran esa puerta,
Que tanto han buscado,
Esa puerta de salida.

Señor, ¿y si no me escucharan, y si me atacaran?
No iras solo, mi pequeño,
Yo iré contigo,
Cuando tú hables, yo hablaré,
En mi mano te tengo,
Nadie podrá arrebatarte de ahí.

No hay mayor amor,
Que uno ponga la vida por sus amigos.
¿Iras?

Henry Padilla Londoño

domingo, 23 de mayo de 2010

¿Tienes tú el Espíritu Santo en tu Corazón?

Lucas 11:13
"Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?"


Hoy celebramos el día de Pentecostés, el día en que el Espíritu Santo descendió por primera vez, sobre toda carne, antes el Espíritu Santo solo era dado a los Reyes, Sacerdotes y Profetas, pero en este tiempo, el tiempo después de la ascensión de Jesús a la diestra del Padre, el Espíritu Santo, es dado a todo aquel que haya sido lavado en la sangre de Jesús, a todo aquel que quiere ser sellado con el Espíritu de Verdad.

¿Tienes tú el Espíritu Santo en tu Corazón? ¿Escuchas su voz, es Él tu ayudador? ¿O, a quien acudes cuando tienes problemas?

El Espíritu Santo no es una energía, o una forma de pensar, o una fuerza, NO, el Espíritu Santo es una persona en la divinidad, que estuvo desde el principio y estará para siempre, Él nos provee poder para llevar el evangelio adelante a toda criatura, pero el no es el poder, Él nos da fuerzas para cumplir el propósito de Dios en nuestras vidas, pero Él no es una fuerza, Él nos ama, y es el fiel testigo de Jesús, porque Él toma de lo de Jesús y nos lo manifiesta, Él escudriña lo oculto del Padre y nos lo manifiesta, Él es el sello que todo cristiano debe tener, sin el Espíritu Santo nadie podrá entrar al cielo.

Al final de los tiempos, cuando estemos a las puertas de la ciudad Santa, no se te preguntara: ¿Qué buena obra has hecho? O ¿Cuántas predicas hiciste? O ¿Cuántas profecías diste? O ¿A cuántos hambrientos diste alimento?, NO, en ese día solo una preguntara será hecha, y además será evidente, de tal forma que no necesita ser contestada, la pregunta es: (Salmo 87:5, Juan3:3) ¿En dónde naciste?, no quiero decir en qué ciudad del mundo, sino ¿Naciste en el mundo? Ósea ¿Has intentado ser bueno, pero en todo caso todo lo que hay en ti es tuyo solamente? O ¿Naciste de Dios? Ósea, ¿Has nacido de nuevo por la FE en Jesús, el Cristo, llevas el sello de Dios dentro de ti, y todo tu fruto es nacido de Dios? Nosotros debemos ser de este segundo grupo, de los nacidos de Dios, esto no quiere decir que el nacido de Dios se cruza de brazos y ya tiene el cielo comprado, NO, si realmente es nacido de nuevo, llevara buen fruto, será transformado a la imagen de Jesús, su vida ira de Gloria en Gloria, su Luz irá creciendo cada vez más, este grupo, mis hermanos, no se esfuerza por dar fruto, pero son los que más fruto tienen, porque el árbol produce fruto de sí mismo, sin esfuerzo, pero cada árbol da fruto de acuerdo con su género.

Si no tienes el Espíritu de Verdad en ti, debes venir a Jesús, debes creer que el ya murió por tus pecados, hermanos, existe una diferencia entre conocer esta verdad, muchos la conocen, aun los demonios saben esto, y en saber que yo soy salvo, mi pecado ha sido quitado del medio y ahora tengo entrada al Padre, ahora he sido justificado, no por mí, sino por la gracia de Jesús. Bueno no me extiendo más, este tema podría continuar por mucho tiempo. El Señor les bendiga mis hermanos, se lleno del Espíritu Santo.

Henry Padilla Londoño

sábado, 22 de mayo de 2010

En el lugar secreto

Quiero expresarme en palabras,
Quiero pintar en tu corazón,
Un toque de mi amor,
Un roce de un pensamiento,
Que te hable en silencio.

Quiero invitarte a volar,
Volemos juntos por el mar,
Por el viento, en el interior,
Dejemos que un sonido
Nos una en adoración.

Quiero que estemos juntos,
En este lugar secreto,
Donde solo tú y yo conocemos,
Alcemos nuestras manos
Y adoremos a Dios.

Pintor, que pintas cuadros de amor,
Déjame pintar un borde con mi canción,
Con palabras que lleven a quien escucha,
A saber que él es parte de una canción.

Quiero pintar en el viento,
Y que la brisa lleve de prisa,
Mis palabras a quien las mira,
Al que tiene ojos y ve
Y tiene oídos y escucha.

Pero mi cuadro no tiene valor,
Si tu no lo ves, si tu no lo escuchas,
Escucha atento y presto
El susurro de mi canción.

Dicen… yo digo,
De un salvador,
Él es el motivo de mi pintura,
Cuando estaba en un pozo
Negro y sin color,
Extendió su mano y de allí me saco.

Quiero expresarme en palabras,
Quiero volcar mi corazón, ponerlo en el altar,
Decirte cuanto te amo,
Mi libertador.

Quiero alzar mi voz entre los tiempos,
Contarles a todos de ti, mi Salvador,
Alzar mis brazos, alabándote, a ti Señor.
Romper el silencio, el silencio del dolor.

Porque el dolor no te alaba,
Ni la desesperación,
Tampoco la falta, la enfermedad o el ansia,
Solo la fe, la fe del corazón.

Quiero llevar mis versos,
Al oído atento, al corazón que te busca,
A la fe inmovible,
Al que dice en este momento, Amen Señor.

Quiero expresarme en palabras,
Que lleven fe al corazón,
Que traigan sanidad, paz, gozo,
Quiero llevar mi mensaje,
Que vaya por todas partes,
El aire lo cuente al monte,
Y el monte al río,
Que el cielo unido, en un clamor digan,
Al Rey de Reyes, y Señor de Señores,
A Jesús, sea la Gloria por los siglos,
De los siglos.

Amen.

Henry Padilla Londoño

jueves, 20 de mayo de 2010

Tú, tesoro del cielo.

La oscuridad lo rodeaba, se sentía seguro pero inquieto,
Siento tu llanto, siento tu pena,
Desde aquí quisiera hablarte, decirte que te quiero,
Ayudarte, pero no puedo,
Estoy aquí solo, contigo, pero solo.

Tú eres mi tesoro, todo lo que tengo,
En ti confió, solo de ti dependo,
Mi vida está en tus manos, oh como te quiero,
Me has brindado seguridad,
Pero, ¿Por qué estoy inquieto?

He escuchado tu llanto, llanto de mujer,
Llanto de dolor, con él peleabas,
Y mientras gritabas, yo llore en silencio,
Como los quiero, como los amo.

Sabes, he soñado con mi futuro,
Corriendo de la mano, junto a los dos,
Mi mamita, mi papito y yo,
Como los anhelo.

Mi alma se ha estremecido cuando he oído,
De un futuro incierto,
Donde yo no estoy, mamá,
¿Por qué no me veo?

Pero un Señor bueno vino a mí y me dijo,
No temas, porque yo los tengo en mi mano,
Soy Jesús, y pronto nacerás,
Y te tomaré de mi mano,
Siervo mío te llamaran.

A tus padres les he enviado,
Este regalo del cielo,
Diles que les amo,
Que yo junto ellos siempre he estado.

Perdón, el perdón es el secreto,
No lo olvides mi pequeño,
Como yo he perdonado,
Perdona.

El amor no puede estar,
Donde no hay perdón, perdón sincero,
Pero enséñales, que nadie puede perdonar,
Si no viene a mi primero.

La vida es un regalo, un regalo del cielo,
Y tu vida, quienquiera que seas,
Es también un regalo del cielo,
Tú que estás ahora leyendo,
Tú eres la joya del cielo,
El tesoro de los tiempos,
El que fue creado a la imagen y semejanza del eterno,
Tú, hombre o mujer,
Mira ahora al cielo, y confiesa al que te amo,
Te amo primero,
A Jesús, déjalo entrar de lleno,
Y te deleitaras con plenitud de vida,
No tardes más, deja tu pecado en la cruz,
Tú, tesoro del cielo.

Henry Padilla Londoño

miércoles, 19 de mayo de 2010

Porque la voz dice Hoy

Esto es un ensayo, una pequeña historia, que mientras escribía, pensaba en mi gente de los llanos de Colombia, uso algunos modismos de ellos, para darle más autenticidad. Lo he titulado “Porque la voz dice Hoy”.
El Señor los bendiga a todos.

Porque la voz dice Hoy

No quiero morir, dijo Gabriel,
Amo al mundo y lo que me da,
Me divertiré, y gozaré, en placeres,
En lujuria, de todo probaré.

Y la vida dejó pasar, sin mirar,
Se untó de todo lo malo,
Comió de todo lo inmundo,
Pero un viento árido soplo,
Soplo y todo lo quemo.

Y ahí está Gabriel, tirado en su cama,
Enfermo, y sin poder hablar,
Sus amigos todos lo dejaron,
¡Si no tiene ni pa pagar!


Y Gabriel lloro en silencio,
Tan solo la muerte debo esperar,
Traicione a todos, padre, madre,
Al final del camino estamos tú y yo,
Solos los dos, y la muerte lo miró.
Pero no lo quiso tocar.

No lo toques, se escuchó retumbar,
Hablaré a su corazón,
Y si no creyere lo tocaras,
Pero si creyere lo dejaras.

Señor, dijo la criada,
Yo sé que no soy nada,
Pero si usted me escuchara,
Su vida y su salud,
De la muerte escaparán.

Hay un Dios en los cielos,
Un Señor de todo y de todos,
Él murió por todos,
Aun por usted señor Gabriel,
Por si lo quiere creer.

Su nombre es Jesús,
El Cristo lo llaman también,
Él es bueno con todos, ricos y pobres,
A todos nos ve de igual,
Crea en él, señor Gabriel,
Y vera como la vida le sonreirá.

Y mientras la muerte se acercaba,
Gabriel creyó, y asió de aquel,
Que la criada le contó,
Y sintió como la vida de nuevo entro en él.

Y ahora Gabriel, camina,
Y camina por doquier,
Lleva la semilla, el evangelio,
De aquel que lo libro de la muerte.

A toditos ustedes quiero hablarles,
Que se conviertan,
Que dejen ya los malos caminos,
Que Jesús esta a las puertas,
Que Jesús no quiere el mal,
Solo que todos se conviertan.

Y la voz llegó al oyente,
Al lector, al escritor,
¿Te has convertido ya?
¿Sera que habrá un mañana?
Porque la voz dice Hoy,
Hoy es el día de Salvación.

Henry Padilla Londoño

martes, 18 de mayo de 2010

¿Amas La Verdad?

Comparto con ustedes este pensamiento, está íntimamente unido a la lectura de Isaías 32:1-8

¿Por qué llamas generoso al ruin, y esplendido al tramposo?
Tiempo viene donde el ruin hablara ruindades,
Donde el tramposo expondrá su maldad delante de todos, y será evidente a todos.
¿Puede el leopardo, quitar sus manchas?
¿Amas la verdad? Síguela amando,
Tiempo viene, en que un Rey justo reinara,
Y La Verdad será exaltada,
Ya no cerraran más los ojos de los pobres,
Ya no taparan más sus oídos,
La verdad será gritada desde las terrazas,
Y ninguno que ame la iniquidad prosperara.
No dejes de hacer el bien, de amar La Verdad,
No dejes que otro tome tu corona,
El Rey tiene los ojos puestos sobre ti,
El Amor del Rey por ti, será como alas,
Que te llevaran a conocer La Verdad.
Mira, la Palabra es el testigo fiel de este tiempo,
Ella te ensañara lo que tienes que hacer.
Escucha al Espíritu Santo,
Él da testimonio de Jesús,
¿Amas La Verdad?
Jesús es La Verdad.

Henry Padilla Londoño

lunes, 17 de mayo de 2010

Atropellado por la vida…

Estaba pensando en ti
¿Dónde estás? ¿Te acuerdas de mí?
Tiempo aquel, hermoso tiempo, te acuerdas,
Llenos de vida, de expectativas, de futuro…

Y cada uno tomó su camino
Como llevados por un río embravecido
La vida nos llevó por diferentes caminos
Amigos... solo un recuerdo…

Sabes algo, la vida me encontró,
Me atropello cuando estaba desprevenido,
Me paso por encima y saco la muerte de mí,
Cuando me pare, ahí estaba,
Jesús, y desde entonces,
Vivo solo para él.

Creo que saque una sonrisa de tus labios,
Espero que también te atropelle a ti,
Es la única muerte que vale la pena vivir,
Atropellado por la vida…
¡Si alguien me lo hubiera contado!

Amigos… sí, ¿y qué dirías de hermanos?
Vale la pena morir,
Morir para vivir,
Morir a este mundo, y
Vivir para Dios.

Pero espera, no tan rápido,
Solo mueres en la cruz, la cruz de Jesús,
Y vives… sí, si puedes creer,
Que él resucitó, entonces tendrás la vida,
Vida de verdad, cool ah…

Henry Padilla Londoño

domingo, 16 de mayo de 2010

Mira a la cruz, mi amor por ti, es la razón de todo lo que ves

Como te anhelo, desde la antigüedad te he buscado,
He llamado desde el principio de los tiempos,
En Edén pensé en ti, allí te concebí,
Te vi cuando estabas en el vientre de tu madre,
Yo forme cada parte en ti, con gozo inefable te hice,
Te hice para que amaras y fueras amado,
Tú, mi pequeño, no te alejes de mí,
Envié a mi Hijo por ti,
Por amor a ti, di a mi Hijo, para traerte a mí,
Desde el comienzo a sido avisado,
Que todo tiene un fin,
Yo desde el principio lo he anunciado,
Lo dije y lo traje a hecho,
¿Por qué buscas afuera lo que te daña?
¿Por qué me dejas y te apartas? Yo te amo,
Ven a mí, entremos a cuentas, y Yo perdonaré tu pecado,
He preparado un lugar de gozo, de paz, de amor,
Allí he preparado tu habitación,
He mandado a los ángeles que te protejan,
Que te guarden en todos tus caminos,
He mandado al cielo que de la lluvia a tiempo,
Y a la tierra que su fruto no detenga,
Todo para ti, ¿Por qué?
Mira a la cruz, mi amor por ti, es la razón de todo lo que ves,
Hijo, te he amado desde el principio,
Pero no amo tu pecado,
Deja tu pecado en la cruz, y ven,
Recibe de mí, agua, vida, un nuevo espíritu,
Ya no tendrás mas sed, ya no más dolor,
Sobre ti tengo mis ojos,
Alza tu mirada en este momento,
Mírame, yo te amo.

Henry Padilla Londoño

sábado, 15 de mayo de 2010

El Espíritu y la esposa dicen: "Ven." Y el que oye, diga: "Ven."

Apocalipsis 22
14 Bienaventurados los que lavan sus vestiduras para tener derecho al árbol de la vida y para entrar por las puertas a la ciudad.
15 Afuera están los perros, los hechiceros, los inmorales, los asesinos, los idólatras, y todo el que ama y practica la mentira. 1Co 6:10; Ef 5:5; Col 3:5-6;
16 "Yo, Jesús, he enviado a Mi ángel a fin de darles a ustedes testimonio de estas cosas para las iglesias. Yo soy la raíz y la descendencia de David, el lucero resplandeciente de la mañana." Ap 1:1; Is 11:10; Rm 5:12; Ap 5:5; 2P 1:1; 17 El Espíritu y la esposa dicen: "Ven." Y el que oye, diga: "Ven." Y el que tiene sed, venga; y el que desee, que tome gratuitamente del agua de la vida. Is 55:1; Jn 7:37;

¿Cómo podemos decir "Ven" al Señor Jesús?
La segunda venida del Señor es inminente, el Espíritu mismo nos da testimonio a nuestro espíritu que esta a las puertas, el Señor viene a recoger a los suyos, pero también a dar retribución a todos los que han amado la verdad, la justicia. "Bienaventurados los que lavan sus vestiduras", esto se refiere a nuestra llegada al Señor, cuando reconocemos que necesitamos un Salvador, que tome nuestro pecado, nuestra naturaleza de pecado, lavamos nuestras vestiduras, cuando recibimos la "GRACIA" del Padre en Cristo, ósea la justicia de Dios en Cristo, somos salvos por gracia,
Entonces nuestras vestiduras quedan resplandecientes, y entonces tenemos derecho " al árbol de la vida" y podemos entrar por las puertas de la ciudad. ¿A qué ciudad se refiere la escritura? A la nueva Jerusalén, la que desciende de Dios, en donde Dios habita en medio de su pueblo y no hay necesidad de sol, ni de luna, porque el Señor esta en medio de ella, esta ciudad solo es para los redimidos, ninguno que no haya sido lavado en la sangre de Cristo Jesús, podrá entrar en ella. ¿Has tu recibido la justicia de Dios en tu corazón? ¿Has sido tú lavado en la sangre del cordero de Dios? ¿En dónde estarás tú, en la ciudad o afuera? Estas preguntas debemos hacérnosla mientras aun hay tiempo, todavía podemos recibir de la Gracia de Dios en Cristo Jesús. Ahora debemos hacernos otra pregunta, dice la escritura: "Y el que oye", la pregunta es ¿Escucho yo la voz de Dios?, ¿Has oídio del testimonio de Jesús, que habla a tu corazón? que te dice, Ven, hijo, yo he muerto por ti, arrepiéntete de tus pecados y ven a mí que yo sanaré tu vida y la restauraré. Si tu respuesta es SÍ, si la he escuchado, entonces dice la escritura: Y el que oye, diga: "Ven.", debes decir "Ven" ¿Cómo?, tú dices Ven cuando crees el testimonio de Dios en la Palabra y la pones por obra, tú dices "Ven" cuando en amor predicas lo que el Señor a ti te ha dado, para que otros reciban de Dios a través tuyo, tú dices Ven, cuando tu vida es transformada por el Espíritu de verdad y empiezas a ser cada vez más semejante a Jesús, tenemos que decir Ven con nuestras vidas.
Y si tu respuesta a la última pregunta es "NO", no he escuchado la voz de Dios, así dice la escritura: "Y el que tiene sed, venga; y el que desee, que tome gratuitamente del agua de la vida.", tienes sed, hermano(a), quieres llenar ese vacío en tu interior, Ven y toma del agua de la vida, en Cristo Jesús, Él es la vida eterna, solo Él puede llenar ese vacío, solo a través de Él encontraras la vida, no tardes más, huye de la muerte y ven a la vida, que el Señor te espera con los brazos abiertos. Amen.

Henry Padilla Londoño

viernes, 14 de mayo de 2010

Hermosa perla de la ciudad de Dios

Estas palabras están dedicadas a mi mamá.

Hermosa perla de la ciudad de Dios

Ella camina con esfuerzo,
El Tiempo inclemente ha pasado,
Ella ha luchado por la vida,
De su mano yo he andado,
Recuerdo aquellos días,
Unos claros, otros oscuros,
Pero tú siempre estuviste ahí,
Vamos, tú eres el orgullo de mi corazón,
Y mientras me hablabas sonreías, y el cielo yo veía.

Que lindo, todo aquello, mi linda mamita,
Yo quiero decirte que te amo,
Recuerdas… cuando Cristo nos hallo,
Como las tinieblas el saco,
Y la desesperación cambió por paz,
Esperanza en medio de escasez,
Vida donde la muerte golpeó.

Que valiente, que entereza, mi mamita,
Venid, guerreros de Dios, venid, Juntaos a una aquí,
Os presentaré un poderoso guerrero,
Uno que venció, que pasó por tormentas,
Por escasez, por dolor, y aun la muerte nos miro,
Pero ahí está, delicada como una rosa,
Hermosa y radiante, perla de Dios.

Madre, hermosa perla de la ciudad de Dios,
Que me arrullaste y me ayudaste,
Gracias, poderosa guerrera de Dios,
Solo tú podías, con Jesús en tu corazón,
Vencer y llevarme cerca, cerca de nuestro Señor.
Gracias mamá.

Henry Padilla Londoño

jueves, 13 de mayo de 2010

Tú, yo, y mi amigo, el Cristo.

¿Por qué su mirada interrogante?
Pasan de mi, como diciendo ¡que lastima!
Quiero decirles, gritarles,
Que aquí adentro, estoy lleno de vida,
Que mi amor es como el de ellos.

Pero mis manos no responden,
Y mi voz... solo un gemido emito,
Pero quiero contarles, que un amigo tengo,
Hablo con él a diario,
Aquí, donde los médicos dicen Autismo.

Aquí adentro no tengo límites,
Aquí adentro vuelo,
Él vino a mí mientras oía a mi madre orar,
Mientras ella lloraba delante de él,
Él vino a mí, aquí adentro, y me dijo:
No temas, yo soy tu amigo,
Mi nombre Jesús, y para siempre estaré contigo.

Y lo vi cuando toco a mi madre,
Cuando puso su mano y dijo:
Yo estoy contigo, cuida de mi amigo,
Y ella alabo a Dios, sentía como el Espíritu,
La tomaba y alababa, y me miro en silencio,
Todo va estar bien, mi niño, eso dijo.

Ella sabe de mí, de mi corazón,
Ella ha aprendido, que a ella y a mi igual,
Nos ama ese Señor, el Rey del Cielo,
El Señor Jesús, mi amigo.

No me tengas lastima,
Mírame como soy, salvo por Cristo,
Como tú iré al cielo,
Porque creíste, como yo he creído,
Somos uno, tu, yo, y mi amigo, el Cristo.

Henry Padilla Londoño

miércoles, 12 de mayo de 2010

Él a tu lado siempre ha estado

El fin de semana pasada, estuve escuchando a un hermano que nos vino a dar su testimonio, él es pastor de una Iglesia en New Jersey, nos contó como el Señor lo sano de un cáncer maligno, que se había extendido prácticamente por todo su cuerpo, le afectaba la cabeza, el hígado, los pulmones, y otras áreas, pero de ahí, lo levanto el Señor. Algo que se gravo en mi corazón, fue que este hermano nos suplicaba que fuéramos a visitar los enfermos, a no ser duros con ellos, a intentar entender la soledad y la situación en que ellos están. Así como el Señor nos sano, cuando él derramo su sangre por nosotros, y fue herido por nosotros, así también debemos tener compasión y misericordia, ayudar al enfermo, darle animo, levantarlo y en amor leerle la palabra y orar con él, para que reciba fe, y pueda ser sano de su enfermedad. También es importante que ellos continúen su tratamiento médico, sin interrumpirlo, pero que en su corazón sepan que el que tiene la última palabra es siempre el Señor. Los médicos, como en el caso de este hermano, decían que le quedaba muy poco tiempo de vida, y en eso se equivocaron, porque el Señor es el que tiene la última palabra, pero en todo caso, debes continuar con tu tratamiento médico, tomando los medicamentos que los médicos te digan, pero tienes que tener la seguridad, hermano(a), que el que tiene la última palabra es el Señor, no temas. Pensando en esta situación, escribí estas líneas, porque tú eres valioso(a) para el Señor, no lo olvides, el tiempo de nuestra partida de esta tierra, solo está en las manos de Dios, solo nuestro Señor, no dejes que tu corazón se llene de amargura, cuando salgas de este momento, vas a estar más fortalecido y el Señor te usara para que ayudes a otros, levántate, siervo(a) de Dios, que el Señor te ama.

Él a tu lado siempre ha estado

Tirado en mí lecho de enfermo pensaba,
Me acordaba de ti, amigo,
Anhelaba tus palabras, tu aliento, meditaba,
Donde estas amigo mío,
Que mi dolor y enfermedad,
Se abalanzan sobre mí, como monstruos sin piedad,
Destrozan mis carnes, mi alma, mi esperanza.

Aquí estoy mi hermano, mi amigo,
Por un momento estuve lejos, pero no de ti,
Por un momento me vi a mi mismo,
Perdido en la oscuridad, en el egoísmo.

Pero me acordé de Cristo, que murió por mí,
Me acordé que él a mi me sano,
Y llore, en mi soledad reconocí mi pecado,
Y he venido a ti, mi hermano, mi amigo,
A decirte que te amo, que no estás solo,
Yo estoy contigo.

Y el Rey de los cielos, no te ha dejado,
El a tu lado siempre ha estado,
Cuidando de ti,
Cuando has llorado, él sus lágrimas también ha derramado,
Cuando has gemido, en sus brazos te ha arrullado,
Eres la niña de sus ojos, su precioso tesoro.

Levántate mi amigo, recibe ánimo del Señor,
Él ya te ha sanado,
Cuando su sangre derramo por nuestros pecados,
Cuando su cuerpo fue llagado,
Tus enfermedades llevo,
Para que hoy tú mi amigo, mi hermano,
Seas sano, y glorifiques al Señor,
No lo dudes, levántate ya,
Y alaba al que te sano.

Henry Padilla Londoño

martes, 11 de mayo de 2010

La vida me es corta para amarte.

Te acaricio, te amo, me dejo llevar por tu aroma,
Me envuelves en tu mirada, que me agita y me extrémese,
Me veo junto a ti, en el cielo,
Ese cielo hermoso de tus besos.

Y juntos nos dejamos ir, envolver,
Sabemos que somos uno,
Tú mi hermosa, yo y nuestro Señor,
Unidos en amor, en un pacto de vida,
Ante el autor de la vida.

Porque Jesús esta en todo lo que hacemos,
Porque Él nos amo primero,
Amor, decirlo ya es un privilegio,
Sentirlo es de los vivos.

Tú sabes cuánto te amo, mi amada,
La eternidad Dios la puso en el corazón del hombre,
Para amar.

La vida me es corta para amarte,
Pero nuestro amor es solo un leve reflejo,
Del eterno amor de nuestro Salvador,
De Jesús, Señor nuestro,

Y si tú lees mis palabras, y quieres saber del amor,
Ve, al que te amo primero, a Jesús,
Porque no podrás amar,
Si no hay vida en tu corazón, la vida de Dios.

Henry Padilla Londoño

jueves, 6 de mayo de 2010

Y te vi.

Escuche un susurro, una voz un suspiro,
Suavemente a mi oído dijo: vuela, y mira,
Y volé y mire, y tú estabas sentada en tierra,
Tus manos cubrían tu cabeza y llorabas por tu hijo,

Pero vi dentro de ti, una luz preciosa, pequeña pero hermosa,
Que empezó a inundar todo tu ser,
Y se extendió a tu alrededor, cuan potente esplendor,
Y exploto, esa luz exploto, y lo lleno todo.

Y te vi otra vez, parada y radiante,
Mirabas al cielo, alababas a Dios,
Y decías a voz en cuello:
Santo, Santo, Santo es el Señor,
Que ha devuelto el deseo de mi corazón.

Y tu hijo estaba a tú lado, te miraba y lloraba,
Lloraba de amor, amor por ti, amor por el Señor,
Y te vi,
Corrías, corrías en medio del pueblo,
Llevando las noticias de un Salvador,
Gritándole a todos:
Venid, y escuchemos del Redentor,
Venid, oíd al que sano a mi hijo,
Al que rompió las cadenas de la muerte.

Y tu gozo era inefable, grande y espontáneo,
Y volé entre las nubes, al cielo mire de lejos,
Y vi al Rey sonriendo, de pie,
Se alegraba con tu acción.

Henry Padilla Londoño

"Tú has probado mi corazón, Me has visitado de noche; Me has puesto a prueba nada hallaste. He resuelto que mi boca no peque." Salmo 17:3

Los hombres no pueden ver lo que hay en el corazón, solo Dios puede hacerlo, es ahí, en el corazón, en donde nos encontramos a solas con Dios, cuando estamos en el cuarto a puerta cerrada, pero nuestra justicia no alcanza y nos avergonzaríamos delante de él, sino tuviéramos a Jesús, que es nuestra Justicia, entonces nuestro corazón está firme, porque no confiamos en nuestra Justicia, sino en la de Él, y sabemos que no podemos decirle que le amamos, si no hacemos lo que él nos manda y pecamos con nuestros labios. Mis hermanos, podemos tener seguridad delante de Dios, puesto que Cristo Jesús es nuestra justicia, y debemos tener seguridad ante los hombres, haciendo los mandamientos de Jesús, para que nuestra forma de vivir convenza y sea de testimonio a los que se oponen, y seguramente algunos de ellos serán salvos.

Henry Padilla Londoño

He recibido un premio de mi esposa / Jesucristo el que ama mi alma /, "Sunshine Award", y yo buscando a quien debería dar este premio, vino a mi mente solo un nombre, "El Espíritu Santo", y como su blog, esta en todos los corazones de todos los que amamos al Señor, decidí ponerlo aquí, para que tu hermano, que has recibido su linda escritura en tu corazón, lleves este premio a otro, Bendito es el Señor.

Era Amor.

La vi abatida, sola, su amor había perdido,
Sus lágrimas derramo, su corazón dolido grito,
Se vio sola, con un hijo, todo su mundo se derribo,
Y a la deriva ando, por un mundo sin control.

Se refugió en el alcohol, el placer y la diversión,
Su hijo llamo papa a muchos hombres distintos,
Y así creció, y así vivió, y el mundo te desprecio,
Esta es mi parte pensó, para esto nací yo.

Te burlaste del hombrecito, que te hablo de Dios,
¡Tú no conoces la vida, como yo!, dijiste en aquel día,
Pero recibiste por lastima el papel que te entrego,
Vete, lárgate, soñador, y mientras lo insultabas, él te miraba,
Y viste en su mirada algo que no pudiste olvidar.

Pero fue esa noche, noche como todas,
Que recordaste su mirada, esa mirada, ¿por qué no la olvidabas?
Y leíste el papel, que te había dado:
Cree en Cristo, ven a él, y él perdonara tu pecado,
Deja tu dolor en la cruz, deja tus pecados,
Y vuélvete a él, que sanara tu corazón y te enseñara a amar otra vez.

Y entonces entendiste, era Amor, lo que viste,
Esos ojos te miraban con amor, por eso los temiste,
Y un caudal de llanto broto en ti,
Y de rodillas a tu Salvador viniste,
Dejaste tu pecado, tu dureza, tu amargura,
Y volviste a vivir, hermosa flor, como solo hay una.

Tu hijo ya solo tiene un papá,
Y en tus ojos hay dulzura y amor,
Y te vi, sentada junto a él, abrazándolo, besándolo,
Y el dolor de una vez se había ido, ya no era,
Porque creíste, creíste en el Señor.

Henry Padilla Londoño

miércoles, 5 de mayo de 2010

Estas cosas dice el Santo, el Verdadero...

"...Estas cosas dice el Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre: Yo conozco tus obras: he aquí, he dado una puerta abierta delante de ti, la cual ninguno puede cerrar; porque tienes un poco de potencia, y has guardado mi palabra, y no has negado mi nombre." Apocalipsis 3:7-8

Te has acercado al Santo, él es tu Señor, él es el que te ayuda, ya no estás solo(a), El Señor ha abierto una puerta para ti, una puerta de Salvación, la cual nadie puede cerrar, está abierta aún, y lo estará por un poco de tiempo más, por esa puerta encontraras Liberación, Salvación, Sanidad, Restauración, Gozo, Amor, encontraras a Jesús.
Aunque te has visto en el calor de la batalla, aunque la vida ha querido tumbarte y dañarte, aunque has llorado en silencio, donde solo el Señor ha escuchado, Has guardado sus Palabras, y aun tienes fuerza, entra bendito(a) de Dios, por esa puerta, tú eres un príncipe, una princesa de Dios, nadie puede quitar tu corona, toma lo que te pertenece, porque nadie podrá jamás cerrar esa puerta que está delante de tí. Amén.

Henry Padilla Londoño

Mi corazón te anhela

Te seguí por las playas, mientras disfrutaba de la belleza del mar,
Te seguí por el mar, por el viento, y por el tiempo,
Te seguí en la ciudad, indiferente, sola y llena de gente,
Te seguí más allá, en el corazón, en las puertas de la vida,
Me entregue a tus dichos, como los amo, te veo reflejado en ellos,
Te seguí en la soledad, en el sufrimiento, dolor del cuerpo,
Te seguí en la pobreza, llena de bienes, llena de tus bondades,
Mi corazón te anhela, aunque a la muerte fueras, allí te seguiría,
El cielo para mi, mi Señor, el cielo es tu vida, tu presencia,
Mi alma anhela de ti, de tu presencia, de tu Palabra, de tu mirada,
El que me ve ha dicho, "su vida desperdicia"
Como anhelo yo, que conocieras el amor de mi vida,
Y te dejaras llevar por la vida, entonces tus ojos verían,
Y tu corazón explotaría de amor por esa vida, que es Jesús.

Henry Padilla Londoño

martes, 4 de mayo de 2010

Mas las fábulas profanas y de viejas desecha, y ejercítate para la piedad. 1 Timoteo 4:7

Continuando en parte el tema de "Pero tú habla lo que está de acuerdo con la sana doctrina", el Espíritu, a través de Pablo nos enseña que no debemos prestar oído a fábulas profanas, quiere decir, que no son sagradas, fábulas creadas por personas llevadas de diferentes espíritus de error, si leemos todo él capitulo, vemos que nos alerta directamente a nosotros, "venideros tiempos", de espíritus de mentira que quieren llevar presos a los que los escuchan. Cuando escuchamos uno de estos espíritus, y asentimos con lo que él dice, estamos entregándole nuestra libertad, puesto que nos estamos volteando de la libertad del evangelio de Jesús y estamos oyendo a espíritus de demonios, estos espíritus, enseñan a guardar los días, a que no se puede comer de todo, dicen: "es pecado", queriendo parecer religiosos, pero son profanos, estos espíritus, quieren hablar a nuestro oído, e incentivar nuestra curiosidad.
Pero el Espíritu Santo nos da la solución en el mismo versículo, "ejercítate en la piedad", notemos hermanos, la palabra que se usa, "ejercítate", la piedad debe ser ejercitada, debemos, como los músculos del cuerpo, ejercitarla diariamente, este es el antídoto contra estar escuchando este tipo de fábulas profanas, aunque nosotros tenemos la vida de Dios dentro de nosotros, a través del Espíritu de Vida, que mora en nosotros, debemos ejercitar nuestra alma y cuerpo diariamente en hacer el bien, en sacar esa Vida de Dios y darla a otros.
Continuemos, mis hermanos, haciendo el bien a todos, y más a los de la familia de la fe nuestra, agradando a Dios, guardando lo que ya tenemos. Bendiciones.
Henry Padilla Londoño 

Volaba en tus alas de amor

Cuando estaba abatido, confundido,
Llegaste a mí y me levantaste en tus alas,
Me sacaste del hueco del dolor,
Mientras oraba te alababa, y volaba,
Volaba en tus alas de amor,
Me sostenía la cruz, mi Jesús,
Y entre más alto ibas, mas yo me aferraba,
Una lágrima fue testigo,
No del dolor, sino del amor,
Mi corazón quiso explotar, grito,
¡Cuánto te amo, Señor!
Aquí arriba no hay dolor, no hay ansiedad,
¿Y qué fue lo que me saco?, mi esfuerzo no fue,
Pero la fe, la fe que tú pusiste en mi corazón,
La fe en Jesús, mi Salvador, mi Señor.
Henry Padilla Londoño

lunes, 3 de mayo de 2010

Pero tú habla lo que está de acuerdo con la sana doctrina. Tito 2:1

Que tan importante es, que lo que hablemos o leamos, esté de acuerdo con la sana doctrina, es muy importante para nuestras vidas, por supuesto no podemos señalar y acusar a nadie, pero podemos mantener nuestras vidas en una senda que sea agradable al Señor. ¿Y cuál es esta sana doctrina? ¿En donde la hallamos?
La sana doctrina es la doctrina que nos enseño el Señor Jesús, que a través de sus apóstoles y profetas ha llegado a nosotros como un legado de vida, en el libro que conocemos como La Biblia. En la Biblia podemos encontrar está sana doctrina, pero la Biblia, en sí misma, puede llegar a ser difícil de entender, para el que quiere solo adquirir conocimiento, para el que solo busca llenarse más de conocimiento para poder juzgar todas las cosas, por esta razón, el señor nos envió un ayudador, el Espíritu de Verdad, al cual el mundo no pude ver, ni recibir, pero para todos los que creemos en la obra de Jesús, en su muerte sustituta por nosotros, y en la nueva vida que recibimos en la resurrección de Cristo, para todos nosotros, nos es enviado como un regalo, el Espíritu de Verdad, Él, nos explica todas las cosas. Cuando entonces, leemos la Biblia, y tenemos el Espíritu de Verdad, podemos entender el sentido de lo escrito y podemos aplicarlo a nuestras vidas. La sana doctrina, podemos decir como conclusión, no pude ser solamente aprendida en un libro, es revelada al hombre, al espíritu del hombre, por medio de la fe. Cuando andamos en esa doctrina, entonces recibimos La Vida que emana de ella, de la Palabra de Vida.
La definición que Wikipedía nos da de Doctrina es: "un conjunto de enseñanzas basadas en un sistema de creencias sobre una rama de conocimiento". Pero para el cristiano la doctrina se lleva en el corazón, no en el cerebro, la doctrina que nos lleva a la vida es la doctrina de Jesús, guardada en el corazón y aplicada por la fe en Cristo, Jesús.
Recordemos pues hermanos, hablemos lo que esté de acuerdo a la sana doctrina. Bendiciones.
Henry Padilla Londoño