viernes, 14 de mayo de 2010

Hermosa perla de la ciudad de Dios

Estas palabras están dedicadas a mi mamá.

Hermosa perla de la ciudad de Dios

Ella camina con esfuerzo,
El Tiempo inclemente ha pasado,
Ella ha luchado por la vida,
De su mano yo he andado,
Recuerdo aquellos días,
Unos claros, otros oscuros,
Pero tú siempre estuviste ahí,
Vamos, tú eres el orgullo de mi corazón,
Y mientras me hablabas sonreías, y el cielo yo veía.

Que lindo, todo aquello, mi linda mamita,
Yo quiero decirte que te amo,
Recuerdas… cuando Cristo nos hallo,
Como las tinieblas el saco,
Y la desesperación cambió por paz,
Esperanza en medio de escasez,
Vida donde la muerte golpeó.

Que valiente, que entereza, mi mamita,
Venid, guerreros de Dios, venid, Juntaos a una aquí,
Os presentaré un poderoso guerrero,
Uno que venció, que pasó por tormentas,
Por escasez, por dolor, y aun la muerte nos miro,
Pero ahí está, delicada como una rosa,
Hermosa y radiante, perla de Dios.

Madre, hermosa perla de la ciudad de Dios,
Que me arrullaste y me ayudaste,
Gracias, poderosa guerrera de Dios,
Solo tú podías, con Jesús en tu corazón,
Vencer y llevarme cerca, cerca de nuestro Señor.
Gracias mamá.

Henry Padilla Londoño

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