lunes, 31 de mayo de 2010

La imagen del espejo

La Imagen del espejo
Cerré mis ojos a la imagen que veía,
Era horrible, ¡no quiero verla Señor!
Veía sus ojos cargados de maldad,
Me miraban con atención,
Su cuerpo sucio y mal cuidado,
Y su pelo enredado por la mugre,
Me hacían estremecer, ¿Por qué?

Míralo hijo, ese eres tú, ese que ves delante,
El que temes, el que te atormenta,
Ese es tu viejo hombre, pegado a ti,
Inseparable, mientras no vengas y lo dejes,
Donde debe estar.

Pero Señor, yo he sido rescatado,
por la sangre del cordero,
Yo he sido bautizado y
Proclamo que tú eres mi Señor,
Entonces ¿Por qué esto antiguo?
Que se arrastra en mis pensamientos,
Como víbora astuta me asecha,
Esperando el momento,
Para su veneno inyectar.

Tu espíritu renacido, mi pequeño,
Recibe mis palabras y se goza en ellas,
Pero tu alma y tu cuerpo, han de ser santificados.

¿Cómo, Padre, dime cómo?

Tráelos a la cruz, hazlos morir cada día,
Crucifícalos a diario, para que la vida,
La vida de mi Hijo, pueda en ti fluir,
Como caudal de aguas poderosas.
Renueva tus pensamientos,
Llénate de mis Palabras, y entonces mi pequeño,
No veras esa horrible imagen,
Sino que la imagen de mi Hijo veras,
Y su resplandor tú serás.

Come mis palabras, llénate de ellas,
No las lleves solo a tu mente,
Deja que alimenten tu corazón y tu vida,
Entenderás que ahí está la vida,
El testimonio de Jesús, es el centro de la vida,
Y todo el que quiera vivir, su voz tendrá que oír.
Amen.

Henry Padilla Londoño

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