jueves, 13 de enero de 2011

Tú última advertencia

tuultimaoportunidad

Quiero escribir palabras de amor, escribir un poema que llegue a tu corazón.
Quiero llevar mis palabras al Rey, declarar en sonidos mi alabanza.
Quiero exponer mi interior, desvelar mi corazón,
Quiero con humildad y reverencia llegar al Señor.

Cuando quise hablar mis sonidos lucharon,
Como guerreros violentos se agarraron a mis entrañas,
No quisieron salir, sentían temor, inseguridad,
Ante el Rey de Reyes deberían estar.

No hay elocuencia ante Dios, todo es vanidad,
Y lo hermoso se vuelve opaco, ante su magnífica luz,
Pero en silencio te contemplé y me asombre,
Hermoso Señor, fuente de toda Verdad.

Cuando veo todas las cosas que has creado,
Con tu gran bondad, tu amor y tu sabiduría sin igual,
Cuando veo en pequeños destellos, que mi ceguera alcanza a vislumbrar,
Tu bondad para con los hombres, para con nosotros.
No me dejo de maravillar, que un Dios tan poderoso y sabio,
Que el único Dios, creador de todo,
Tenga tal misericordia, amor y paciencia.

Me duele ver los que te insultan y ultrajan,
Los que enloquecidos en su maldad, te blasfeman,
Me duele ver los que en terrible oscuridad y odio,
Consumidos en ardor de iniquidad y maldad,
Orgullosos hablan contra ti, como si vieran, como si escucharan…

Tu afrenta me duele Señor, que pueden decir ellos de ti,
Si nunca te han visto, nunca han escuchado tus palabras,
Cuando hablas, ellos tapan sus oídos, y cuando quieres sanar,
Ellos se alejan, groseros, impetuosos, prefieren morir en sus pecados,
Antes que acercarse a ti, Dios bueno y misericordioso.

Pero un día ya no serán más, se irán, y aún su recuerdo pasará,
Ya no habrá memoria de ellos, y la tierra será para los que te buscan,
Toda su gloria será quemada, todo lo que ellos llaman esplendor.
Y tú nos recrearas con palabras de verdad, con la luz de tu corazón.

Ya el sol no será, ni la luna se verá más.
Porque tu luz brillara y nos guiara, y el malo ya no será.
¿Que será de ti que no tomas el nombre de Dios en tus labios?
¿Podrás soportar tú el día oscuro que está por llegar?
¿Te levantaras tú, y con tu fuerza dirás a la muerte: vete de mí?
¿O acaso con tu gran inteligencia harás otro mundo donde habitar?
Este es tu ocaso, pronto estas a morir y pasar, para siempre dejaras de ser.

Sólo el que recibe a Cristo, sólo él habitara confiado.
Pero ya esto te lo han predicado y aburrido dices estar.
Escoge bien, escoge tu camino, esta puede ser tu última advertencia.
¿Y mañana, dónde estarás?

Henry Padilla Londoño

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