lunes, 3 de enero de 2011

Tu nombre sea engrandecido, Señor.

86
Este atento tu oído a mi clamor y escúchame, yo estoy necesitado y necesito tu ayuda.
Estaba afligido, mi alma me dolía, mis pasos estaban por resbalar, la muerte abría sus fauces,
Señor, a ti levanto mis brazos, tú eres mi esperanza,
Sálvame, que mis enemigos no toquen mi vida, que la muerte no cierre sus fauces y me devore.
Socórreme, Señor mío, tú, sólo tú, eres mi socorro.
Levantaré mi oración, alzaré mi clamor, a ti Rey del cielo,
Tú eres mi alegría, yo soy tu siervo, la alegría del mundo me es muerte,
La alegría de este mundo es engaño y muerte,
Pero tú, oh Señor, tú eres mi alegría, cantaré y me alegraré en ti.
¿Quién es bueno?, sólo tú, tú eres bueno y perdonador,
Has perdonado mis pecados, me has lavado con la sangre preciosa de Jesús,
Me has dado vida en la resurrección de Cristo.
Escúchame señor, no dejes pasar mi oración.
Yo estoy convencido que en mi angustia, tú me responderás.
Sólo tú eres Dios, no hay otro Dios, desde el principio eres tú,
Sin comienzo, sin final, tus obras hablan de tu gran poder,
Gracias Jesús, Señor, mi Rey y Dios.
Todas las gentes, de toda nación, reconocerán que tú eres Dios,
Doblaran sus rodillas delante de ti, Señor Jesús,
Y Glorificaran tu nombre, tu nombre será engrandecido en gran manera.
Tú sólo eres Dios, no hay otro Dios,
Ciego soy sin tu luz, enséñame el camino de La Verdad,
Enséñame a temerte en amor en cada acto de mi vida
Mi corazón reboza gratitud a ti, rey del Cielo,
Todo mi ser alaba a tu nombre por siempre.
Me sacaste de lo más oscuro, de lo más profundo que el hombre ha caído,
Me libraste de mí mismo, del mundo, y de maldad,
Me trajiste a Cristo, me has levantado a nueva vida.
Enemigos quieren hacerme daño, y buscan mi caída,
Dicen en su interior:
“Lo traeremos a pecado, lo apartaremos de Dios
Comeremos sus carnes, y nos servirá”
Pero tu fidelidad me rodea, su esperanza será como nada
Y huirán como perseguidos por enemigos muy poderosos.
Y yo reposaré tranquilo en ti Señor Jesús, mi Dios y Rey.
Tú eres un Dios misericordioso y bueno, que levanta al que a ti clama,
Que tiene misericordia del abatido y lo levantas.
Todos los pueblos vean tu misericordia que has hecho conmigo,
Y tu mano repose sobre mí para siempre.

Henry Padilla Londoño
Basado en el Salmo 86

en Scribd

No hay comentarios.:

Publicar un comentario