miércoles, 1 de diciembre de 2010

Cargando un muerto y R67

¿Como he de seguir en el camino?,
¿Como he de dejar atrás lo que me ata a este mundo?
Me miro y veo lo que no quiero
Lucho, pero entre mas lucho más me enlodo.

Estoy cansado de luchar, cansado de intentar,
He cargado con este mundo desde que me acuerdo,
La ira, la angustia, la duda, la tibieza,
La incredulidad, la hipocresía, las apariencias.

Te veo, Señor, tanta pureza, tanta Verdad,
Extiendo a ti mis manos,
Pero mis sentimientos me pesan, me atan a este mundo.
¿Qué he de hacer, como podre correr y dejar esto atrás?

Dura cosa te debe ser llevar un muerto a tus espaldas ¿Por qué lo cargas?
Me dijo la Palabra, desde las páginas entre abiertas de mi Biblia.
Pero, yo no lo quiero cargar, está en mí, me asedia, me acosa…
Mis ojos veían las palabras que se dibujaban delante de mí.

Sabemos esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado con Cristo.
Mis ojos miraban fijamente las palabras, mi corazón latía rápidamente,
He estado engañado todo este tiempo,
He estado cargando un muerto.

El pecado ha engañado mis sentidos, y yo los he escuchado,
Pero… ¡la Palabra dice que ese hombre ha muerto!
Entonces te vi Señor, en la cruz, mientras padecías por mí,
Y me vi en ti, ese hombre que tanto aborrecía, fue crucificado juntamente contigo.


Porque el que ha muerto, ha sido libertado del pecado.
Gracias Dios, por sacar este muerto de mis espaldas,
La Palabra me ha liberado, Y si hemos muerto con Cristo,
Creemos que también viviremos con El.

Y el acusador vino a mí, ¿Acaso ya no sientes ira, angustia, incredulidad?
Mi cuerpo lo siente, pero ya no tiene poder en mí,
Ahora vivo por Cristo en mí,
Vivo la vida de la resurrección, y no la vida de mis sentimientos.

Y se que tú que lees, también has triunfado,
Te has levantado en el poder de la resurrección,
Has vencido al mundo, porque el está en ti.
Y te levantas del lodazal de tus sentimientos,
Llevando la Palabra de Dios en ti,
Mostrando a todos la luz que inunda tu vida,
Y resplandece como una poderosa estrella.
Ahora se, mi hermano(a), que eres un hijo(a) de Dios,
Y que levantaremos esta luz a todos,
Para llevar el mensaje de salvación a todos.
Ahora te bendigo, mi hermano(a),
Poderoso guerrero del Señor, harás proezas,
Bendito seas, poderoso hijo(a) de Dios.


Henry Padilla Londoño

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