jueves, 24 de febrero de 2011

Acerca de las revueltas



Todo se derrumba, la sociedad está en decadencia, los pueblos se levantan en revueltas buscando su libertad, para luego caer en manos de otro dictador. El circulo de maldad, pero el movimiento compensa su soledad, por momentos se sienten libres, la sensación de emancipación, de alcanzar algo, anhelado, pero lejano, se hace realidad, y esto es la única compensación a su esfuerzo.

¿Qué quiere decir, que nada tiene sentido? ¿Que los muertos en las calles, que los mártires han dado en vano sus vidas, que todo volverá a ser como era? ¿No es acaso su silla de pensador, cómoda, e incapaz de brindarle un reflejo de la realidad?

¿Qué es la libertad? ¿Dónde la puedo hallar? ¿Está acaso en las calles liberadas a precio de sangre, o en las plazas tomadas por la muchedumbre? ¿Qué vendrá después de esto? ¿Serán liberados los pensamientos, y de repente apreciaran la verdad? O, quizás, están los presos, presos en sus pensamientos, llevados a pensar, por uno o por otro, en lo que deben pensar, preparando el nuevo lazo, lazo en el alma, que cada vez lleva más abajo.

Él dijo: “Y conoceréis la Verdad y la Verdad os hará libres”. Cerca está la respuesta a tan buscada pregunta, la libertad está a la mano, a la distancia de un vocablo, uno que se exprese del corazón. La libertad no se encuentra en las calles, pero corre por ellas, si tú, que crees, vas por ellas. La libertad no tiene país, y no tienes que pagar por ella. Es algo irónico, que algo tan preciado, sea gratis, y esté al alcance de tu mano. Pero es esto lo que la hace despreciable para algunos, invisible para otros. El precio por mi libertad, lo pago él en el calvario, ya no hay cadena que me ate, no hay condena que me detenga.

Pero si de alguien te quieres liberar, y quieres hacer revuelta, liberate del pecado, liberate del yugo que el malo puso en tu alma. De eso si liberate, hasta el último esfuerzo, hasta la última gota de sangre. No por pagarla, porque ya es tuya, tu libertad, pero por liberarte y conocerlo, por dejar de ver tinieblas y ver la Verdad.
¿Qué es la verdad? Pregunto una vez Pilato, teniéndola frente a él, no la reconoció. Porque no la puedes ver, antes de ser limpio. Primero tienes que venir a Jesús, para ser limpio, y entonces veras la Verdad, la Luz verdadera de los hombres.
Y que si todas estas revueltas, y aparentes sueños de libertad, no son otra cosa que la preparación para el día del Señor. Que si esto no es más que una trompeta, clara y audible, que nadie puede dejar de escuchar, un sonido que llega a todos que anuncia: “Vengo en breve”, pero antes vendrá ese, el esclavizador, vendrá y llevara presos a muchos. No es irónico, que buscando la libertad, de repente sean presos, por algo peor.

Pero a quien llega este anuncio, quizás fue hecho para ti, que lees, y el Señor permitió que a tus manos llegara, y lo leyeras, para que a Él clamaras, y fueras libre, mientras aún hay tiempo.
Henry Padilla Londoño

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