miércoles, 20 de octubre de 2010

Mi Salmo

Comparto mi Salmo con todos ustedes.
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Mi Salmo

Cuan bello es el Rey de toda la tierra
Cuan grande es Su nombre
Señor de toda la tierra
Rey soberano.

Has alzado mi vida del abismo
Me sacaste de en medio de la basura
De en medio de la nada
Tu misericordia me cobijo
Y lavaste mis vestidos

Alzo a ti mis manos
Rey de toda la tierra
Clamo a ti en mi salmo
Señor Santo, escucha mi voz.

Porque no hay otro que salve
Tú eres mi única salvación
El que me levanta, cuando todos me dejan
El que perdona mi iniquidad

Me sacaste de atrás
De los débiles y cansados
Me pusiste en una hermosa familia
Me haz llenado de tu bendición.

Nos has dado tu Palabra,
Hermosa y poderosa Palabra de Vida
Quien la escuche vivirá
Quien la guarde tu tesoro tendrá.

Abriste mis oídos, para oír tus dichos,
Abriste mis ojos, para ver tus maravillas
Escuchen, mis hermanos,
Atentos a mi dicho, que no es mío,
Sino del Señor que me lo dio

¿Por qué hemos de trabajar por lo que no da vida?
¿Por qué afanarnos por este mundo?
La vida es más que un trabajo
Y este mundo será juzgado

¿Y que hombre podrá rescatar con dinero su vida?
¿O Quien con inteligencia lograra salvarla?
Ni lo uno, ni lo otro es posible,
Pero la vida está a la mano, junto a ti.

Tiempos vienen, de llanto,
Tiempos de juicio, de dolor y guerra.
Porque lo dicho, es firme, y vendrá.
Abre tus ojos y lee, en la Palabra esta.

Pero un tiempo gozoso, para los que en Él esperan,
Su tiempo es siempre bueno,
No sufrirán daño, los que a Él claman.
El día de la angustia, esto se vera.

Soledad, quemadura, quien se sostendrá,
Y la tierra se ve sola, los hombres faltan.
Porque el día del Señor vino, y el lagar estaba listo.
Y recogió la semilla en el granero.
Y la cizaña en manojos quemo.

Alcemos nuestras manos,
Clamemos con el corazón.
Hace falta devoción y amor entre hermanos.
Pero de él todo lo bueno viene.

Un mal salió sobre toda la tierra,
Los hombres se unieron en una sola lengua,
Y alzaron su voz contra el Creador.
Dijeron:”Juntos venceremos, aún a Dios”

Y el Señor se burlo de ellos,
Los atrapo en su propio lazo.
Ninguno quiso escuchar,
Las Palabras del Señor.

Atiende a su Hijo, el Cristo.
Hónralo y llévalo en tu corazón.
El es el sentido de la vida.
El todo del hombre.
La luz de la mañana,
El despertar de los muertos.
La resurrección, la verdadera resurrección.

¿Donde estabas tú, hombre?
Cuando él clamo, cuando el dijo:
“Consumado es”
Consumado es para ti, y para mí.

¿Quien ha recibido las Palabras del Señor?
Y vi entre los hombres, el Señor me mostro,
Un grupo sin número, hombres, mujeres y niños,
Cantando todos al señor,
Con vestiduras blancas, todos ellos.

¿De dónde salieron estos?
Son los humildes, los que guardaron mis palabras.
Los que la pusieron por obra.
Estos que ves, son los redimidos,
Los que aceptaron mi sangre,
Como pago por sus pecados,
Los que no tienen otro Dios,
Solo me siguen a mí,
Y no invocan otro nombre.
Los que persiguen, a causa de mí,
Los que comparten su pan,
Los que están por levantarse,
Y harán tanto ruido,
Que aun el cielo mirara en alegría,
La última cosecha, mis hijos, mis hijas.
¿Estás tú entre ellos?

No digas que faltas,
Si lees esto, estas a tiempo,
Guarda tu vida del mal, guarda tu lengua,
Ama la Palabra de vida, llévala contigo,
Y cuando te digan, ¿Tú quién eres?
Di, con todo tú ser:
Uno de los redimidos,
De los limpiados en la sangre del cordero,
Del cordero de Dios, Jesús, el Cristo.
Yo soy un hijo de Dios,
Por fe, eso él me lo dijo.
Y si así creyeres, y así respondieres,
Eres Bienaventurado.
Porque tú parte está en cielo.

Henry Padilla Londoño

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